miércoles, 24 de abril de 2013

De la comunidad escolar a la comunidad educativa

Cuando se habla de comunidad en los distintos campos en los cuales puede emplearse el vocablo, se suele hacer referencia a un conjunto de seres humanos unidos por algún motivo o razón- Así se habla de comunidad de vecinos, comunidad religiosa, etc.
 
Desde un sentido más estricto, la idea de comunidad va aparejada a una asociación de personas que, por lo general, tienen intereses comunes, circunstancia que justifica la vinculación estrecha entre ellas.
 
Si profundizamos algo en el concepto, veremos que la esencia comunitaria presenta algunas implicaciones de interés en su propia naturaleza, y que decantaremos en términos de oposición o en pares dialécticos – no enfrentados, sino complementarios-, para comprender y apresar mejor su significado.
 
Comunidad presupone diversidad frente a unidad. Por ello, en un medio comunitario se producen inevitablemente diferencias personales, e incluso divergencias, lo cual no debe ser un obstáculo para conseguir unificar criterios en aspectos fundamentales y presentar posturas de consenso y armonía.
 
Igualmente, aparecen iniciativas frente a reglamentos, las cuales han de ser canalizadas en sus justos términos y tenidas en cuenta, por si procediera una modificación o revisión de normas y preceptos establecidos.
 
En los asuntos de una comunidad se producen relaciones de cooperación frente a relaciones de competitividad. Es una ambivalencia presente aun en asociaciones con intereses comunes que debe ser conocida, identificada y, de forma progresiva, superada, en beneficio del propio conjunto y de la misma existencia del colectivo.
 
A su vez, la comunidad se presenta en forma de grupo organizado, en una zona de espacio físico determinado y consciente de ciertas necesidades, frente a tendencias desintegradoras de intereses particulares, que hacen necesaria la presencia de elementos conjuntivos o unitivos que vengan a sumar esfuerzos, en lugar de neutralizarlos o restarlos, en perjuicio de la totalidad de sus componentes.
 
Hablamos de Comunidad escolar para referirnos al conjunto de personas que tienen como referencia y como empeños comunes aquellos que se desarrollan y llevan a cabo en la circunscripción de las organizaciones docentes. Parece que su sentido y atención en encamina de manera selectiva hacia los asuntos propios del ámbito puramente interno de los Centros.
 
Las Comunidades escolares tendrían, por lo tanto, tareas y funciones encomendadas en relación con el hábitat que comienza y acaba dentro del edificio, sin ninguna otra proyección más que lo que acontece y sucede dentro de los muros del recinto escolar. Serían claros ejemplos de comunidades o grupos cerrados, preocupados, de forma única, por responder a las necesidades e intereses de sus miembros, en una clara actitud de clausura e individualismo. Serían asociaciones con un sentido centrípeto de la vida académica, volcadas sobre sí mismas, centradas en lo inmediato, rehuyendo cualquier tipo de implicación social.
 
Frente a ella, se encuentra la Comunidad educativa, formada por todos los elementos personales que intervienen en el Centro, con manifiesta vocación de trascender hacia el medio social en el cual se halla inserta por motivos de localización geográfica. Este tipo de agrupaciones se preocupa por todo lo que sucede en el interior del establecimiento escolar, pero pretende relacionarse con el exterior, mediante una doble vía:

·         Recepción de influjos externos procedentes del medio natural, social y cultural, que, convenientemente tamizados, posean valor educativo y significado pedagógico.
·         Aportación, a este mismo ambiente circumescolar, de las influencias instructivo-formativas más representativas del Centro.

Como vemos, la idea de Comunidad educativa se amplía en un horizonte de posibilidades y expectativas nuevas, enriquecedoras y sugerentes. Su iniciativa traspasa los muros del edificio, salta las verjas del cerramiento escolar y se instala, con actitud respetuosa, en el enclave de la localidad, de donde espera recibir savia nueva procedente de los diferentes estamentos socioculturales, y, una vez asimilada, devolvería elaborada como aportación única y personal.

 
Así surge el concepto de Comunidad educativa, enraizado en un sentido de intercambio permanente con las opciones que se le brindan desde el exterior, sin olvidar que el mismo Centro, que se ha convertido en lugar de encuentro, reclama a su alrededor un grupo organizado, vivo y dinámico, compuesto por la variada gama de aportaciones que pueden y deben hacer todos y cada uno de sus integrantes.
 
Los agentes de esta comunidad educativa los podemos dividir en internos y externos:

·         Agentes internos: son los que se encuentran dentro del ámbito escolar, desarrollando sus funciones y actividades en la institución educativa, bien porque su trabajo de lleva a efecto en ella, bien porque tienen estrechos vínculos de cooperación con quienes trabajan y colaboran en su interior. Son el alumnado, el profesorado, las familias y el personal auxiliar, de administración y servicios.
·         Agentes externos: su acción ordinaria se desarrolla fuera del edificio escolar, si bien tienen la posibilidad de establecer vínculos muy importantes y esenciales para el intercambio de asesoramiento, información, conocimiento mutuo, colaboración, evaluación, control, etc. Encontramos el Ayuntamiento, la Diputación provincial, los Servicios educativos, los Centros educativos, las Peñas deportivas, las parroquias, etc.

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